El 20 de septiembre se llevó a cabo el llamado Diálogo de Alto Nivel sobre la
Financiación para el Desarrollo. Este acto, celebrado en la última Asamblea General de las Naciones Unidas, fue aprovechado por el presidente congoleño, Felix Tshisenkedi, para insistir en una “retirada acelerada” de los Cascos Azules de su país. Sé que nos puede sonar raro, pero
¿Por qué el Congo no quiere la ayuda armada de la ONU en este conflicto?
Es bien sabido que desde 1996 la República Democrática del Congo se ha encontrado en un estado casi continuo de guerra, muy acentuado en la parte Este del país. Incluso a día de hoy, se sigue viviendo una situación de guerra en esta zona: Un enfrentamiento violento entre diferentes grupos paramilitares locales y ruandeses. Una guerra tan antigua como compleja.
Los Cascos Azules de la ONU llevan en la zona desde que se inició el conflicto, tratando de resolverlo sin éxito. Tras veinticinco años, el ejercito internacional de la ONU no ha sido capaz de garantizar la seguridad civil contra grupos rebeldes. Esta falta de progreso es cuestionada por el mismo Secretario General de la ONU, António Guterres, cuando reconoció frente a France24 que “debemos reconocer nuestro fracaso colectivo y encontrar otro enfoque, porque esta región va de mal en peor”.
La situación se ha vuelto insostenible. A día de hoy hay un movimiento civil y político contra la actuación de las fuerzas de la ONU en el país. Gran parte del pueblo congoleño critica duramente la pasividad de las Naciones Unidas, quien paradójicamente se apoya en Ruanda para misiones de paz aun cuando reconoce que el mismo país está financiando la guerra contra el pueblo congoleño.
Esta situación de desconfianza hacía la ONU ha levantado también revueltas civiles, como la manifestación que se llevó a cabo hace algunas semanas en la ciudad de Goma. De hecho, fue tan grave esta protesta que el periódico congoleño Le Potentiel relata que “según líderes de la sociedad civil en Goma, actualmente hay cerca de 100 muertos, muchos heridos sin tratamiento y detenciones arbitrarias”.
Un pueblo cansado de ayudas sin resultados
Parece que el pueblo congoleño se ha cansado de ayudas sin resultados y lo que está pidiendo es una posición clara en esta guerra, investigando y condenando a las organizaciones y países que la financien. Una guerra que, recordemos, sólo se desarrolla en territorio congoleño, principalmente contra civiles. Confiamos que la voluntad y soberanía del pueblo congoleño sea escuchada y respetada lo antes posible.
Manuel Sánchez Herrera